Este lunes 11 de diciembre se realizó la entrega del Premio Internacional "Mario Benedetti" a la Lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad 2023, a Circe Maia.
Para la Fundación Mario Benedetti otorgar el Premio Internacional a los Derechos Humanos y la Solidaridad a una persona que escribe poesía se torna –casi– en una declaración de principios. En momentos de un mundo en guerra, en que la violencia parece haber tomado la delantera, pensar en la conjugación Derechos Humanos-poesía, podría parecer extraño. Sin embargo –y bajo la articulación en que esta Fundación se mueve, apoyo a los Derechos Humanos y la Solidaridad, con énfasis en esa figura que sigue siendo incomprensible de las personas detenidas desaparecidas– y el apoyo a los autores nacionales; se abre una brecha en la que queremos adentrarnos. Mario Benedetti fue un escritor, un intelectual fundamental para nuestro país, y también, fue una persona comprometida con el tiempo que le tocó vivir. Esa eterna paradoja entre la literatura y la vida ha tenido caminos intrincados. En los últimos veinte o treinta años la poesía ha cambiado de lugar. Más menos, nunca ha dejado de ser esa mendiga a la que no se deja entrar a la fiesta, quizá porque su gesto final, e íntimo, siempre es radical. La poesía sucede, como la vida, en el cuerpo, en el alma, y no se sale igual una vez que se entra en ella. Es, para esta Fundación, importante destacar el valor literario de la obra de Circe Maia, poeta, traductora y pensadora constante del fenómeno poético. Mario Benedetti en el año 1990 decía de su poesía: “… su lenguaje poético es de una asombrosa austeridad, y sin embargo convoca al lector, que se siente aludido, incluido en la contemplación, en el asombro, en el afecto…” y también, “Circe tiene una particular intuición para comunicarse con sutiles matices de la cotidianidad”. Su trabajo sobre el lenguaje –en el que recala en la cualidad reflexiva, filosófica sobre la palabra como fenómeno– así como la denuncia que mediante sus textos hizo del terrorismo de Estado, dan cuenta de su firme compromiso, primero con la literatura, y, desde allí, con la historia colectiva de nuestro país. Probablemente porque el compromiso mayor de un/a poeta sea con la literatura, es esa misma literatura la que se vuelve hacia la sociedad en la que vive. “Le doy mucha importancia a la mirada. Lo que hay detrás de las palabras. La mirada detrás de las palabras es lo que importa”. Autora del texto “Otra voz canta” emblema de la búsqueda de los desaparecidos, participó –con su escritura y con su postura sobre ella– en la resistencia cultural de los años 60 y 70. En 1972 escribe Un viaje a Salto publicado en 1987, en el que narra la peripecia del viaje con una de sus hijas, pequeña entonces, para ver a su marido encarcelado. Circe Maia –como tantos otros/as uruguayos/as– fue destituida en 1973 de Educación Secundaria, donde era profesora de filosofía, por la Dictadura civil-militar. Creemos que distinguir a una poeta con este premio es, en sí mismo, un acto de eso que se podría llamar justicia poética.
Benedetti, en 1982, decía “en América Latina se vuelve, acaso inconscientemente a la fuente etimológica: existencia significa “lo que está ahí”, y, lo que está ahí, en nuestros países son –por ejemplo– los miles de desaparecidos en el Cono sur” en ese ahí, en que seguimos. Darle este premio a Circe Maia, reconocer en ella una poeta que defendió desde su literatura los Derechos Humanos, significa para nosotros volver sobre la increíble audacia de pensar en la lengua desde dentro, en ese poner el cuerpo sobre el que gira el acto mismo de escribir, radical, desmesurado, extremo: entre todas las cosas del mundo y de una realidad compleja, las palabras nos devuelven sentido: “Ya te esperaba. Pasa. Vamos al fondo. Hay algunos frutales. Ya verás. Entra”. Gracias, Circe Maia.