Las puertas de la libertad.
Declaración de Solidaridad con Guillermo Chifflet.
(Ante la Conferencia de Prensa dada por Guillermo Chifflet en oportunidad de renunciar a su banca de diputado).
"Respetamos tu modestia, tu manera de ser. En la iglesia hay un Cristo del gran poder, nosotros tenemos nuestro Cristo del gran pudor. Pensando y escuchando en estos días, recordaba a un médico español, Miguel Servet; salvando las distancias, lo tuyo no fue tan grave, porque a él lo quemaron con leña verde. Lo quemó Calvino. El pobrecito creyó que podía huir de la Santa Inquisición, que lo perseguía en España, y se refugió en Ginebra. Ahí Calvino les hizo el favor a los inquisidores y lo quemó con leña verde para que sufriera por sus herejías. Éstas eran imperdonables: Miguel Servet tenía dudas sobre el misterio de la santísima trinidad, y no estaba muy convencido de la virginidad de María. Sobre todo, como médico creía que la sangre pasaba por el corazón y se purificaba en los pulmones. Así que no cabía ninguna duda de que merecía la muerte, y la tuvo. En la misma hoguera ardieron sus libros.
Lo que yo quería recordar es que entre sus libros había uno que tenía la tapa dura, de madera, donde había un grabado y en él aparecía un hombre cargando una pesadísima puerta a la espalda. Agobiado el hombre por el peso de la puerta.
La libertad es una puerta, pero es una puerta pesadísima, y las mujeres y los hombres capaces de soportar el peso de esa libertad en la espalda son la sal de la tierra, como vos, Flaco, como vos".
Eduardo Galeano